Llevo diez años acompañando la enfermedad, el dolor y la pérdida como enfermera de cuidados intensivos y oncología.
Por mi experiencia de vida, el asesinato de mi hermano mayor, he estado esa misma década sanando y estudiando el trauma, el cuerpo y las emociones en profundidad.
Hoy tengo la actitud y el conocimiento de llevar la sanación del trauma al mundo para acompañar a otras personas en su propio viaje del alma, en su propia sanación, porque...
SANAR ES POSIBLE,
yo lo he hecho.
Si me preguntaran si cambiaría algo de mi vida si pudiera, la respuesta sería no.
Cada momento y cada emoción intensa me han llevado a salir de mi zona de confort en infinidad de veces, y aunque mi vida no haya sido un "camino lleno de rosas", ha habido muchas rosas por el camino guiándome a seguir mi intuición.
Despedí a mi hermano con veinticinco rosas eternas que me acompañaron en cada paso y en cada decisión que fui tomando en mi vida. No hay día en que no lo eche de menos, y confieso que a veces me sigo preguntando cómo hubiera sido mi vida si él siguiera aquí. Después recuerdo que mi vida es perfecta tal como es, tomo aire, lleno mis pulmones de vida y siento con una certeza profunda que él sigue a mi lado.
No pude cambiar mi pasado por mucho que se lo pidiera al Universo, pero sí he podido cambiar mi futuro soñando cada día con una vida llena de vida, de historias y de emociones.
Si me preguntaran qué es para mí la libertad, respondería que es vivir según siento, aun cuando sentir no siempre ha sido placentero. Habitar mi cuerpo ha sido uno de los mayores desafíos que he transitado en mi viaje de sanación, porque sentir era tan abrumador que llegué a vivir muchos años en la disociación. No sentía el dolor, pero tampoco sentía la vida. ¿Y qué era la vida?
Como escribo en mi libro La voz del trauma:
La vida eran los abrazos, las sonrisas y los atardeceres, la vida era aquello que creía arrebatado, libertad, hogar, seguridad y felicidad.
Si tienes un sueño, tienes una razón por la que levantarte cada mañana. Yo soñé sanar, y he sanado a través de los viajes, los libros, el canto, la danza y la escritura. He sanado viviendo cada día, paso a paso, emoción a emoción, y hoy puedo decir que me siento segura, amada y sostenida
Mi vida es mía,
y yo decido cómo vivirla y cómo sentirla.
ESO ES LA VIDA
Camina aunque no sepas a dónde ir