Sobre Mí
Títulos que yo misma me he otorgodao por la experiencia de mi propia sanación
Soy un té, un folio en blanco y una pluma en el autodescubrimiento del poder sanador de las palabras. Muchos me dijeron que aprendería a vivir con el trauma, o que aprendería a vivir con el dolor, pero nadie me dijo que aprendería a vivir conmigo, y conmigo me quedaría.
Me apasionan los viajes, la vida, la astrología y la sanación en todos sus niveles, cuerpo mente y alma. Escribo como estilo de vida, encontrando en mis cuadernos el refugio y la calma que en muchas ocasiones necesito, habiéndose vuelto a lo largo de los años mi terapia y mi centro.
MOMENTOS QUE CAMBIARON EL RUMBO DE MI VIDA
En noviembre de 2014, once días después de cumplir mis veintidós años, asesinaron a mi hermano mayor, cinco balas se llevaron su vida. Mi mundo se derrumbó, y las historias que salían en las películas o en las noticias se volvieron mi realidad.
Dejé de vivir, desaparecí en un dolor que me fue consumiendo día a día. Mi dolor no entendía de razón, era emocional, profundo y visceral. Un año después tomé la decisión más valiente que he tomado en mi vida, pedir ayuda. En ese momento comencé mi viaje del alma a través del cuerpo, la danza, los viajes, el canto y la escritura.
En octubre de 2016 me fui a vivir a África como enfermera voluntaria, me regalaron una piña después de haber perdido a uno de mis pacientes, un bebé recién nacido. Me negué a aceptar aquel regalo, pero sus padres me dijeron que era su forma de darme las gracias por haber cuidado lo más valioso de sus vidas, a su hijo. Aquella piña me regaló la mayor lección de mi vida una semana después, cuando yo les regalé mi deliciosa piña a una decena de niños que corrieron hacia mí llenos de vida y luz en sus ojos.
En aquel momento me hice una promesa: Algún día yo me convertiría en esa piña y le regalaría mi historia al mundo, pero primero tenía que sanar mi dolor.
En febrero de 2019 me fui a vivir a Tailandia con un billete de ida sin vuelta. Dejé mi trabajo soñado y me lancé a un país que me había devuelto la sonrisa. Allí me adentré en mi propio viaje del alma, en una sanación profunda a través del canto, el yoga, la respiración, los masajes, el baile y la escritura. Descubrí que vivía disociada de mi cuepro, y empecé a habitarlo comprendiendo que no estaba rota, sino que lo que experimentaba en cada célula de mi cuerpo era el síndrome de estrés postraumático.
Empecé a estudiar el impacto del trauma en las personas, y cómo ese impacto había cambiado la percepción de mí misma y del mundo que me rodeaba. El mundo había dejado de ser seguro, y vivía constantemente en alerta. Fui enseñando a mi cuerpo a sentirse seguro, y en los momentos de caos emocional mi cuaderno se volvió mi salvavidas, y un té matcha mi lugar seguro.
La espiral en la que habia estado viviendo parecía tener salida, y aprender a vivir con el trauma y el dolor sin disociarme no era la única solución, lo fue conocerme y aprender a vivir conmigo a través de la escritura, la astrología, el arte y la ciencia.
En abril de 2025, después de haber estado tres años viajando a las profundidades de mi ser para encontrarme con mis sombras y fantasmas en solitario, llegó una pregunta que me llevó a la catarsis final de mi viaje de sanación donde me reconocíen en todas mis versiones y todos mis valores, gracias a que fui lo que pocos vieron, mis emociones sentidas. Fue en ese momento cuando me encontré conmigo misma en la luz que todo el mundo veía en mí, una luz que fue eclipsada por la sombra del trauma.
Hoy puedo decir que he sanado el trauma, que he hecho lo que muchos me dijeron sería imposible, volviéndome el ejemplo que me hubiera gustado tener hace diez años cuando mi vida se derrumbó.
Desde mi arte, mi historia, mis palabras y mi canto quiero seguir acompañando a otras personas a transformar su pasado, su dolor y su trauma para vivir en libertad, pues tengo la actitud y el conocimiento para llevar la sanación del trauma al mundo. Porque como una vez escribí...
El trauma se sana cuando se rompe el silencio
Un mactha, un respiro, mi centro